Sobre decisiones universitarias y futuro

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Por Andrés Rossetti.
Profesor de Derecho Constitucional, UNC


Tendríamos que haber estado sentadxs todxs alrededor de una mesa. Una veintena de personas. Hay una pandemia mundial y desde hace un tiempo en vez de ello nos conectamos por computadoras o celulares e intentamos dialogar -con problemas de conexión, interrupciones, discursos con micrófonos apagados o cámaras que muestran de más- por su intermedio.

Así era esa noche. Estábamos reunidxs virtualmene para debatir un orden del día breve pero que prometía concentrarse fundamentalmente en un punto, cosa que efectivamente sucedió.

Quien dirigía la reunión, sentado muy formal en un despacho oficial repleto de madera con banderas por detrás, estaba de impecable traje y corbata. Habló para dar inicio a la sesión y lo hizo con algunas formalidades de rigor.

Se pasó al tema central: un proyecto de resolución para reglamentar los concursos virtuales respetando una directiva emitida por el órgano superior.

Abrió el tratamiento un profesor que ya debería estar jubilado porque ha superado largamente la edad permitida para seguir en su cargo. Sin embargo, sigue porque es común que así sea si uno lo desea y se lleva bien con las autoridades de esa Facultad. Hizo una larga y extensa presentación del proyecto de la mayoría en la que, con algunas afirmaciones retóricas y sesgadas, resaltó enfáticamente la importancia de los concursos docentes, los que, precisamente, no se suelen hacer en esa unidad académica, la peor ranqueada en el tema en toda la universidad. Destacó el intenso debate para llegar al proyecto que defendía, debate que, en cambio, como tal, no existió1. Un poco más tarde volvió a intervenir para reforzar su posición, falseando algunos hechos y dichos vinculados con la persona que había criticado el proyecto.

Toma la palabra otro docente, que lleva ya más de 40 años frecuentando esa Facultad intensamente, quien escribe esta nota, que formula fuertes críticas puntuales y contundentes al proyecto de la mayoría2 y señala que no pudo ser debatido en el seno de la Comisión por la decisión del profesor preopinante quien puso un cierre a una discusión no iniciada seguido por una mayoría que fué consecuente. Destacó, a su vez, que, con otrxs colegas, ha presentado otro proyecto que representa una alternativa superadora a esas críticas para que pueda cumplimentarse lo señalado por el superior y con ello proseguirse con los concursos pese a la pandemia y la exigencia de virtualidad. A su vez, en público, denuncia lo que ya es público desde hace tiempo: que el decano de la Facultad que preside la sesión lo persigue por razones idelógicas, políticas y personales hace años y agrega que el proyecto que se está tratando de aprobar, como está regulado, le es instrumental a ese fin.

El decano inmediatamente interviene sólo para señalar que no tiene intereses contrapuestos con el concurso de un cargo de profesor titular en derecho constitucional -convocado durante su gestión como vice-decano en forma sorprendente frente a la realidad de los cargos concursados al momento en las cátedras y cuando los concursos estaban prácticamente suspendidos- destacando que ya es titular por concurso precisamente en esa materia, cuestión que nadie puso ni pone en duda.

Una docente mas joven, sin dedicar ni una palabra a las críticas al proyecto, se concentra en el profesor crítico para calificar su discurso como “irrespetuoso” simplemente por decir la verdad: usa ese adjetivo porqué osó calificar como “oficialista” -término técnicamente usado en forma adecuada- al proyecto en cuestión y dijo que el mismo -tal como sucedió- no pudo ser debatido. Por último, extañamente considera “cuestiones personales” las denuncias a la máxima autoridad de la Facultad hechas públicamente sobre temas vinculados con lo que se está tratando en la sesión.

Es el turno de intervenir a otro docente que enseña una materia vinculada con las garantías constitucionales y que es camarista provincial quien lejos de preocuparse porque un colega suyo haya manifestado que es perseguido y discriminado por la autoridad manifiesta, en cambio, que rechaza en forma absoluta “los términos” en que lo ha hecho ya que sabe de la valía y de “lo que es” esa autoridad denunciada. No responde concretamente a ninguna de las críticas al proyecto, el que avala enfáticamente. No querría ser juzgado por alguien que motiva sus posiciones de esta forma.

Los discursos siguen por carriles variados y se van perdiendo en intervenciones ya más rutinarias aunque pomposas que en ningún caso contestan o analizan las críticas al proyecto, como es de esperar en un cuerpo colegiado, supuestamente deliberativo, que está por tomar una resolución sobre el mismo. Les estudiantes, futures dirigentes de nuestra sociedad, guardan un silencio sepulcral, que preanuncia hacia donde vamos. Se vota y el proyecto -con serios problemas jurídicos a simple vista- es aprobado por 14 a 2. Resultado contundente pero que si se lo relaciona con otros similares del cuerpo, no da certezas ni seguridades. En efecto, por ejemplo, el 2 de julio del 2020 ese Consejo votó por 16 a 1 -el voto disidente fué de quien escribe- a favor de los examenes presenciales cuando la pandemia era una realidad y la imposibilidad de los mismos era evidente para cualquiera que tuviese un mínimo de información. Luego se verificó la obvia imposibilidad de la presencialidad de los examenes y la Facultad se vió obligada a dar paso a la virtualidad generando retraso en las fechas y otros problemas fundamentalmente para les estudiantes. Otro ejemplo: en plena primavera del año pasado el cuerpo votó por unanimidad -en licencia sin goce de haberes otorgada forzosa y compulsivamente por el decano1 en un eslabón más en su larga cadena persecutoria y discriminatoria para conmigo- por el otorgamiento del cargo de profesores eméritos a dos docentes -uno de los cuales ya fué referido mas arriba- cuestionados por su participación en la dictadura cívico-militar que asoló la Argentina en el período 1976-83. Esta decisión fué rechazada en forma categórica por el Consejo Superior de la universidad antes que terminara el año.

Hay hechos que cuesta entender que sucedan en lugares que se han frecuentado toda la vida. Son, por ejemplo, los relatados en este breve texto que sucedieron en la noche de un jueves de mayo de este año en un consejo directivo de una facultad, nada menos que de derecho, en la universidad más antigua de Argentina, sesionando virtualmente. La realidad puede ser, incluso, peor de lo que aquí se relata2.

El poder ciega, el poder disciplina y hace que haya personas capaces de tergiversar o de mostrar insensibilidad frente a lo evidente pero que no se quiere ver. Vivimos en un mundo tremendamente injusto, con desigualdad estructural, con pobreza pero también simultáneamente con opulencia, con indigencia y con hambre, guerras y muchos otros males. Lo relatado aqui es un hecho muy menor, comparativamente, pero es una imagen que muestra lo que es una sociedad -en particular su clase dirigente- como la nuestra, insensible y que funciona mal. Me siento, escribiendo este relato, como ese niño del cuento que grita cuando ve al emperador desnudo cuyo vestido todxs elogian.

Particularmente, y es lo que me llevó principalmente a escribirlo, me preocupan y apenan quienes siguen, porque un cuerpo colegiado que en su mayoría actúa como éste en esta ocasión, no les presagia nada bueno.

Estudiantes, el futuro es de Uds. pero para eso, hay que vivir el presente y actuar en consecuencia, porque hay futuros y futuros y ellos, según lo que se haga, llevan a sociedades muy diferentes.

 


1- La mayoría avaló su proyecto en la sesión de Comisón el dia 3 de mayo con 9 firmas

( https://www.dropbox.com/home/Concursos%20Virtuales%20Derecho%20UNC?preview=Despacho+con+9+adhesiones+13+v+2021.pdf ). En la sesión siguiente del 10 de mayo -frente a la imposibilidad de consensuar- quienes criticabamos el proyecto solo pudimos presentar uno alternativo superador

( https://www.dropbox.com/home/Concursos%20Virtuales%20Derecho%20UNC?preview=Despacho+con+4+adhesiones.pdf ) con 4 firmas. La sesión del Consejo, relatada en el texto, se realizó el 13 de Mayo y en ella se aprobó el proyecto de mayoría.

2- La crítica central es que no respeta la resolución del Consejo Superior 59/21 que le da origen que establece la virtualidad para los concursos. La resolución aprobada por el Consejo de Derecho, en cambio, consagra la presencialidad de los concursantes en las pruebas de oposición. La excepción prevista -exigencia de demostración fehaciente de imposiblidad de asistir por razones de fuerza mayor- deja a discreción de la Facultad aceptar el requerimiento de virtualidad. ¿Como se acredita, por ejemplo, el miedo al contagio? Lo decide la “autoridad”. Con esta autoridad que determina en contraste con las normas vigentes se evita la publicidad y protolizacion de decisones, entre otros efectos. Se relativiza, a su vez, la exigencia de canalizar la documentación por la plataforma virtual Sigeva-UNC dejándolo librado a lo que esa autoridad cuando corresponda o de forma progresiva disponga. La resolución “reglamentaria” delega en vez de reglamentar, tiene ambigüedades y no distingue ni prevee que los controles en busca de objetividad y transparencia deben reforzarse en la virtualidad sin diferenciar, además, en forma relevante entre las distintas instancias que se regulan donde los concursos de oposición, a diferencia de las audiencias para la confirmación de cargos, deben contar con mayores recaudos.

3- Resolución Decanal 540/2020. En http://www.digesto.unc.edu.ar/derecho/decanato/resolucion/540_2020/?searchterm=540

4- La filmación de la sesión en: https://www.youtube.com/watch?v=WhUo0Hd35Xw .

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